España, la segunda potencia europea en producción de vehículos, sufre de la falta de poder al no tener sedes de empresas, un talón de Aquiles que debilita su posición en momentos cruciales como el actual. Sin embargo, en los últimos días se ha conocido la decisión de Horse, empresa participada por Renault, Geely y Aramco, de ubicar sus oficinas en Madrid. En España se ha recibido la noticia como un hecho histórico y muy positivo para las plantas de Renault en el país. Pero, ¿es realmente tan bueno que la sede de Horse esté en España?

"La implantación en Madrid de esta nueva empresa supone una gran noticia y mucha tranquilidad para los trabajadores de Renault en Valladolid y Sevilla", indicaba el Ministerio de Industria tras conocer la decisión de Horse a favor de España frente a la opción de Rumanía, donse encuentra la sede de Dacia. No sabemos si esta valoración del ministerio que dirige Héctor Gómez es compartida por la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que no se pronunció al respecto. 

Horse va a contracorriente

En plena carrera porque España entre en la nueva movilidad eléctrica con la producción de vehículos sin emisiones y albergando plantas de baterías y otros componentes necesarios en la nueva cadena de valor, la ubicación de Horse en Madrid nos sitúa en el mapa de la vieja movilidad basada en el petróleo. El propósito de Renault, Geely y Aramco con la nueva división es desarrollar la eficiencia de los motores de combustión e híbridos para lograr unas emisiones todavía más bajas. 

Es un propósito loable, pero que afronta un entorno que va a contracorreiente. Con la prohibición de vender coches de gasolina y diésel y también los híbridos en la Unión Europea en 2035, el negocio de Horse basculará de forma progresiva hacia otros mercados alejados del europeo que se controlarán desde unas oficinas situadas en un oasis de la electromovilidad.

Francia se queda los eléctricos de Renault

La raíz de fondo de la decisión de Renault y sus socios chino y saudí se debe a la premisa política explicada abiertamente por Luca de Meo, el CEO de Renault, de que se reserva para Francia la sede y el negocio de Ampere, la filial que agrupa dos actividades de futuro como los vehículos eléctricos y el software. La filial de la nueva economía saldrá a bolsa próximamente, a diferencia de Horse, con la que Renault, participada por el Estado francés, tendrá buenos ingresos con la venta de una parte de su viejo negocio.

Está claro que la economía basada en el petróleo resiste, como demuestra la decisión de ubicar Horse en Madrid y la megainversión de 11.000 millones de dólares anunciada por Aramco junto a TotalEnergies para construir un complejo petroquímico en Arabia Saudí para transformar el crudo en materiales plásticos para varios sectores. La esperanza para Horse es que la petrolera saudí aliada con Renault y Geely y patrocinador destacado de la Fórmula 1 descubra el nuevo oro negro del siglo XXI, los combustibles sintéticos viables y eficientes.