La alianza formada por Renault, Nissan y Mitsubishi intenta pasar página y trazar un nuevo rumbo bajo la atenta mirada de Carlos Ghosn, su expresidente y ahora prófugo de la justicia japonesa. El exdirectivo analiza en una entrevista las últimas medidas tomadas por la alianza, en la detecta un problema de confianza de los mercados financieros que le está suponiendo un duro castigo.
El expresidente de Nissan y Renault Carlos Ghosn considera que los resultados actuales de los dos grupos automovilísticos que dirigió hasta su detención en noviembre de 2018 son "lamentables". En una entrevista en el diario francés "Le Parisien", Ghosn afirma que desde entonces las acciones de Nissan han bajado un 55% y las de Renault un 70%, mientras las de otros grandes competidores han caído mucho menos: un 12 % las de General Motors y un 15 % las de Toyota.
Detrás de esa diferencia "hay un problema de confianza de los mercados en la alianza" que forman Renault y Nissan, y que además "se repliegan sobre sí mismas" y en lugar de proceder a una mayor fusión de sus equipos directivos están viviendo un distanciamiento.
Planes de Nissan y Renault
Las declaraciones de Carlos Ghosn se producen después de los anuncios de los respectivos planes de reducción de costes de Nissan, que incluye el cierre de las fábricas de Barcelona, y de Renault, así como la búsqueda de maores sinergias industriales. Renault tiene desde este mes de julio a su nuevo consejero delegado, Luca de Meo, ya plenamente incorporado.
Carlos Ghosn contrapone la situación actual con la que había cuando él estaba al frente: "los cinco últimos años de mi mandato son los mejores de la historia de Renault tanto en términos de crecimiento como de rentabilidad". Sobre todo, se defiende de las críticas de haber hecho una apuesta desenfrenada para aumentar los volúmenes de ventas del grupo del rombo en detrimento de la rentabilidad: "si era tan malo, por qué se me renovó mi mandato en junio de 2018, solo unos meses antes de mi arresto en Japón".
Citas con la justicia
Ghosn está ahora refugiado en el Líbano desde que se fugó de forma rocambolesca en diciembre de 2019 de Japón, donde está inculpado por malversación y otros delitos vinculados a su gestión de Nissan, y también está investigado por la justicia en Francia, donde un magistrado instructor lo había convocado el pasado día 13. Preguntado sobre por qué no acudió a esa cita, se justifica en primer lugar por "un obstáculo técnico", ya que dice que su pasaporte lo tiene la fiscalía del Líbano porque Japón ha emitido contra él una orden de busca y captura. También se excusa de no haber acudido a Francia porque quiere que se le garantice la seguridad y la libertad de circulación, y propone que el juez francés lo interrogue en Beirut, donde dice estar dispuesto a "responder a todas sus preguntas".
La justicia francesa ha abierto investigaciones tanto para determinar si se aprovechó del cargo en Renault en su beneficio personal como sobre una serie de contratos y desvíos de fondos de una filial de Renault y Nissan domiciliada en Holanda, RNBV.