Una decisión salomónica ha servido para fijar el objetivo de reducción de CO2 de los coches en la Unión Europea. El porcentaje finalmente acordado se ha quedado a medio camino entre las pretensiones más ambiciosas del Parlamento Europeo y las más moderadas de los ministros de los 28 países comunitarios. Los coches a la venta en Europa tendrán que reducir sus emisiones una media del 37,5% en 2030 en una parada intermedia en el camino hacia la erradicación de los vehículos diésel y de gasolina.

El comisario de Energía de la Comisión Europea, Miguel Arias Cañete, anunciaba a última hora de la tarde del lunes la consecución de un laborioso acuerdo mediante un posado del equipo negociador en representación de Bruselas, el Parlamento Europeo y los ministros de Medio Ambiente. El porcentaje de reducción de dióxido de carbono acordado está justo a medio camino entre el 35% que defendían los ministros y el 40% del Parlamento, y muy alejado del 30% que sostenía inicialmente la Comisión. 

Críticas desde el Parlamento

"Con este ambicioso objetivo, Europa está demostrando nuevamente cómo poner en práctica el Acuerdo de París", indicó Arias Cañete a través de su cuenta de Twitter. A pesar del acuerdo, la eurodiputada y presidenta de la Comisión de Transporte de la Cámara, Karima Delli, perteneciente al grupo de Los Verdes, se mostraba muy crítica: "Tomados como rehenes por los fabricantes de automóviles, esta negociación prueba que nuestros dirigentes son todavía incapaces de cumplir con el imperativo climático". 

El pacto alcanzado prevé un objetivo del 15% de reducción del CO2 para los coches en 2025 y, para los vehículos comerciales, un 31% en 2030. 

Los constructores de vehículos que mencionaba Delli han reaccionado también anunciando el armagedon para la industria ante un objetivo de disminución del CO2 "impulsado únicamente por motivos políticos, sin tener en cuenta las realidades tecnológicas y socioeconómicas". La exigencia del 37,5% tendrá, según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), "un impacto sísmico en los puestos de trabajo en toda la cadena de valor de la automoción, que emplea a unos 13,3 millones de europeos".

Pero los fabricantes no tiran todavía la toalla y dejan la puerta abierta a una rectificación en el camino que todavía queda hasta que el 37,5% sea ratificado y se empiece a aplicar. La esperanza de las multinacionales se encuentra en las votaciones del objetivo de CO2 en el Consejo de Europa y en el Parlamento Europeo.