En un discurso de investidura cargado de promesas drásticas, Donald Trump marcó el inicio de su nuevo mandato con la proclamación de una "emergencia energética nacional", anunciando un ambicioso plan para duplicar la producción de combustibles fósiles y revertir políticas clave en materia de cambio climático y movilidad eléctrica. El anuncio del nuevo presidente de EEUU deja el camino despejado a su mecenas Elon Musk al golpear a los competidores de Tesla con la supresión de las ayudas de los coches eléctricos.

El 'decretazo' de la vuelta a la economía fósil de Donald Trump deja muchas incógnitas y peligros, como el de un hundimiento de los precios del petróleo por una sobreproducción. También extiende una sombra de duda sobre las inversiones multimillonarias en fábricas de vehículos eléctriocs y de baterías que atrajo el anterior Gobierno de EEUU con una lluvia de subvenciones imposible de emular por Europa. La reacción de la bolsa de EEUU reiteró la tendencia al alza, aunque Tesla subió tres veces más que el Dow Jones, con un 3% el día de la investidura y casi un 70% desde la victoria en las elecciones.

"Perforar, perforar y perforar"

Desde las escalinatas del Capitolio, Trump delineó un enfoque enérgico para revitalizar la industria de combustibles fósiles. "Vamos a perforar, perforar y perforar", declaró ante una multitud que celebraba la promesa de empleos y energía barata. El presidente aseguró que sus políticas reducirán los precios de la energía, aliviarán la inflación y devolverán a Estados Unidos al centro de la industria energética global. 

Entre las acciones inmediatas, Trump pretende abrir vastas áreas federales para perforación, agilizar permisos y reducir las regulaciones ambientales que, según él, "imponen cargas indebidas" a la producción de energía. También señaló su intención de reabastecer la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), actualmente en su nivel más bajo en 40 años, tras las ventas realizadas por la administración Biden durante la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania.

"Libertad de elegir el automóvil"

Uno de los anuncios más controvertidos del discurso fue la eliminación de los créditos fiscales para vehículos eléctricos (VE), un beneficio clave para fomentar la transición a una movilidad más sostenible. Trump justificó esta decisión como una forma de "proteger a los grandes trabajadores de la automoción estadounidenses", afirmando que estas políticas han favorecido a los competidores extranjeros. Sin embargo, los analistas señalan que el principal beneficiario de esta medida podría ser Tesla, el líder del mercado de vehículos eléctricos, cuyo CEO, Elon Musk, ha apoyado públicamente la idea de suprimir los incentivos fiscales para fortalecer la competitividad de la marca tras aportar más de 200 millones a la campaña de Donald Trump. 

Al eliminar los créditos, los costos de los vehículos eléctricos fabricados por competidores más pequeños y más dependientes de las subvenciones podrían aumentar, reduciendo su atractivo frente a Tesla. "Hoy, le devolvemos al consumidor la libertad de elegir el automóvil que quiera, sin imposiciones ni subsidios artificiales", afirmó Trump.

Riesgos para EEUU, oportunidades para la UE y China

La decisión de Trump de declarar una emergencia energética y centrar la política en combustibles fósiles llega en un momento crítico para la lucha contra el cambio climático. Los científicos han advertido que el planeta ya ha superado el umbral de 1,5 grados de calentamiento global, lo que marca el inicio de impactos climáticos extremos e irreversibles. A pesar de esto, Trump reiteró su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, argumentando que estas iniciativas globales "imponen cargas innecesarias a nuestra economía y soberanía". En su anterior mandato, Trump ya adoptó esa medida.

Además, su administración ha anunciado planes para detener los arrendamientos federales para proyectos de energía eólica y restringir las regulaciones ambientales en sectores clave, incluyendo el transporte y la generación de electricidad.

Con esta agenda, Trump busca reposicionar a Estados Unidos como una superpotencia energética, pero lo hace en un contexto global donde la industria energética y la política climática están en constante transformación. Mientras los aliados europeos avanzan hacia la descarbonización y países como China consolidan su liderazgo en tecnologías limpias, la estrategia de Trump podría aislar a Estados Unidos en un mercado que cada vez más demanda innovación y sostenibilidad.

A corto plazo, la apuesta por los combustibles fósiles podría generar empleos y abaratar costos, pero a largo plazo, los expertos alertan sobre el costo económico y ambiental de ignorar la transición hacia una economía más verde y resiliente. Con su retorno al poder, Trump ha dejado claro que, al menos por ahora, su prioridad es perforar antes que innovar.