Ya lo decía el colega y maestro de la F1 Josep Viaplana. Barcelona ama la Fórmula 1, como se ha podido comprobar en el GP de España con un lleno absoluto de récord en el Circuit de Barcelona-Catalunya de Montmeló. La edición número 32 que se disputa de forma ininterrumpida en este trazado ha entrado ya en la memoria histórica por la gran afluencia de fans de la competición reina de la velocidad, que es la sublimación de lo que son capaces los motores de gasolina.
Automoción en transición
La imagen de las gradas repletas de aficionados no solo muestra la expectativa suscitada por el campeonato de F1 más reñido de los últimos años con dos pilotos españoles como potentes atractivos. También retrata la realidad de un sector de automoción en transición en el que la gasolina es todavía la gran dominadora, tanto en el mercado como en el Motorsport, y en el que la movilidad eléctrica tiene muchos retos técnicos y culturales por delante para que se hagan realidad las ambiciosas previsiones europeas.
Es evidente que la conciencia ecológica de los ciudadanos está creciendo de forma acelerada ante la alarmante tendencia del cambio climático. Las ventas de coches eléctricos aumentan mes a mes y ya representan el 3,86% de las matriculaciones de enero a abril de 2022 en España. El porcentaje sube si contamos los híbridos enchufables, que son el 5,37%, y los híbrido autorrecargables, que representan el 24,13%. Muchos de los fans que ven la F1 es muy probable que tengan ya uno de esos híbridos como primer paso hacia la electrificación.
Monoplazas híbridos
De hecho, los monoplazas de Fórmula 1 se podrían considerar dentro de esos híbridos no enchufables, aunque sus prestaciones y sus consumos de carburante son muy superiores. Los coches que ruedan este fin de semana por el circuito de Montmeló gastan alrededor de 25 a 30 litros a los 100 kilómetros, pero alcanzan velocidades superiores a los 300 km/h. La eficiencia de los nuevos coches de F1 ha dado pasos de gigante en los últimos años al incorporar el refuerzo eléctrico en la propulsión, un porcentaje mayor de biocombustible mezclado con la gasolina y una ingeniería y una aerodinámica prodigiosas que en esta carrera ha incorporado novedades de la mayoría de equipos, tal como explica Raúl Molina en su Podcast Técnica Fórmula 1.
Todas las marcas presentes en equipos de la competición tienen cada vez más modelos eléctricos e híbridos a la venta pero la F1 no será eléctrica, por ahora. La competición confía en los combustibles sintéticos, denostados por la Comisión Europea para la movilidad general, como la vía para mantener las prestaciones actuales y no convertirse en una Fórmula E, en la que los coches eléctricos muestran su potencial pero también sus limitaciones en comparación con la gasolina. ¿Se convertirá la F1 y el resto de competiciones del motor en una isla al margen de la movilidad eléctrica? ¿O bien estamos ante un síntoma de las dificultades técnicas y sociales que tierne que superar la transición ecológica focalizada en los eléctricos?