El comercio electrónico está cambiando los hábitos de los consumidores y, con ellos, también se adapta el 'modus operandi' de los ladrones. La última milla se ha convertido en una pesadilla para muchos repartidores ante el riesgo en aumento de sufrir un hurto o un robo de los paquetes que transportan para ser entregados a sus compradores. Esta es una de las conclusiones de los resultados de las investigaciones que han explicado en SIL Barcelona la Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra y empresas de seguridad.
Los profesionales del robo prefieren atacar las furgonetas y camiones ligeros que llevan a cabo el reparto en las ciudades porque tienen un botín más atractivo para su posterior colocación en el mercado negro. Según la Asociación de Protección de Activos de Transporte (TAPA, en inglés), el 65% de los robos registrados en 2018 fueron a vehículos relacionados con la última milla de la movilidad para entregar paquetes de comercio electrónico.
Ante ese riesgo creciente, no es de extrañar que los repartidores y sus empresas extremen las medidas de seguridad, como por ejemplo modificar las rutas de envío de material para intentar dificultar el trabajo a los ladrones, tal como confiesa el responable de una tienda de telefonía después de que la furgoneta que le entregaba los móviles nuevos sufriera varios hurtos.
Loneros y surferos
El importe medio de los bienes robados ascendió a 6.658 euros, con un volumen global de 1,1 millones, aunque hubo algunos robos en los que el valor rozó los 200.000 euros. Según TAPA, la cifra de robos está en aumento, por lo que ha instado a reforzar las medidas de seguridad.
Los Mossos contabilizaron en 2018 más de 1.600 actos delictivos relacionados con el transporte, de los cuales 400 tuvieron lugar en las princiapales autopistas. Los métodos que utilizan muestran que son grupos muy organizados que estudian los vehículos y su carga antes de desvalijarlos sin utilizar violencia contra los conductores en la mayoría de los casos, por lo que se califica penalmente de hurto y no robo.
Los transportistas se enfrentan a una larga lista de profesionales del robo: falsos policías, loneros (que rajan las lonas del remolque), oportunistas que aprovechan algún descuido o los momentos de carga y descarga, los especialistas en reventar cerrojos y los surferos, una nueva modalidad que consiste en acceder al camión en marcha desde la parte trasera con la colaboración de un coche que ralentiza el vehículo por delante.
Temporada alta de robos
Los momentos de más riesgo para los conductores de camiones y furgonetas son octubre y noviembre, poco antes de la campaña de Navidad, y por la noche y a primera hora de la mañana.
Las investigaciones de la Guardia Civil y los Mossos han mostrado que la gran mayoría de los componentes de las bandas son españoles y que las mercancías robadas acaban vendiéndose en el mercado negro de la zona próxima a su área de actuación.