La Extreme E tiene más de película de ciencia ficción que de competición automovilística clásica, pero ha conseguido enganchar a algunos de los mejores pilotos del mundo que, no sólo participan, sino que incluso ponen su dinero con sus propios equipos.
La idea es de Alejandro Agag, quien ya con la Fórmula E volvió a llevar los monoplazas de carreras al centro de las ciudades, como a principios del siglo XX. Aunque estos no contaminan, no hacen ruido y plantean carreras más estimulantes y energéticas que las actuales de F1.
La Fórmula E empezó tímidamente en la temporada 2014-2015, pero ya se han sumado los principales fabricantes del mundo, desde chinos como Techeetah, a DS, Mercedes, Porsche, Nssan, Audi, BMW… Si la pandemia no hubiera obligado a echar el freno esta temporada sería uno de los grandes acontecimientos del motor.
Carreras reivindicativas
La Extreme E, concebida y desarrollada hace más de un año, parece, sin embargo, la competición perfecta para estos tiempos raros. El Dakar del siglo XXI se va a correr sin público, en lugares remotos y extremos, en unas carreras ecológicas que quieren concienciar y salvar el planeta. De hecho cuenta con un equipo asesor de científicos. Todo se va a grabar con drones, en lugar de helicópteros, y se convertirá después en unos reportajes que se emitirán en televisión y se podrán ver como una serie. El ganador no se conocerá hasta que se emita el último capítulo, posiblemente unos meses después de terminar, como en un 'reality'.
Y todo ello con el objetivo de denunciar el deterioro que sufre el planeta. Alejandro Agag declaraba hace poco que “este raid verde se hará lejos de las multitudes, en áreas destruidas o amenazadas, en el Himalaya para denunciar la desaparición de los glaciares; en el Amazonas, la deforestación; en el Ártico, el deshielo; en el Océano Índico, los desechos plásticos y en el desierto su avance”. El proyecto prevé incluso hacer actuaciones en esas zonas como plantar árboles o crear proyectos de energías alternativas.
Esta temporada, la primera, constará solo de cinco pruebas. La primera el 3 y 4 de abril en el desierto Al-Ula en Arabia Saudí. El 29 y 30 de mayo en el Lago Rosa de Senegal (donde terminaba el Dakar clásico), el 29 y 30 de mayo en el glaciar Kangersussuaq de Groenlandia, el 28 y 29 de agosto en Para en la Amazonía brasileña, y el 11 y 12 de diciembre en la Tierra de Fuego de Argentina.
Inspirados en Star Wars
Todos los equipos tienen el mismo vehículo, el Odyssey 21. Se trata de un SUV 100% eléctrico y muy radical. Mide 2,3 metros de ancho, una de sus características más llamativas, pesa 1.650 kilos y lleva un motor eléctrico que desarrolla una potencia de 400 kW (550 caballos). Puede alcanzar los 200 km/h, acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y afirman que supera pendientes de hasta el 130%.
Para el desarrollo del vehículo, Agag recurrió a las mismas empresas que le ayudaron con los monoplazas de Formula E. “Teníamos la relación y la experiencia y fue mucho más fácil”, explica. La batería la ha fabricado Williams Advanced Engineering y los elementos comunes para todos Spark Racing Technology. Los neumáticos son Continental. Sobre esa base común, cada equipo tiene libertad en la carrocería.
Agag asegura que se trata de un coche de competición real y robusto. En cuanto a las carreras, serán cortas y se harán varias mangas en circuitos de unos 16 km en los que se darán varias vueltas. Los responsables reconocen que se han inspirado en las carreras de Star Wars y se competirá cara a cara. Agag avanza que será “emocionante y peligroso”.
Este extraño proyecto ha conseguido seducir a un puñado de primeras espadas de la competición del automóvil. Quizás en la primera temporada no habrá grandes fabricantes, como pasó en la Fórmula E, pero si habrá muchas estrellas. Y algunas españolas. Esto también es nuevo porque Agag no quiso con la Formula E correr en España (este año habrá por primera vez una sesión en el Circuito Ricardo Tormo de Valencia) y tampoco ha habido pilotos españoles.
Equipos de hombres y mujeres
De los 10 equipos que se estrenan dos son españoles, el Acciona Sainz XE y el Hispano Suiza Xite Energy. Pero además el alemán ABT, que ha competido en Formula E, cuenta con Cupra, la marca deportiva de Seat como socio. Hay otro alemán, el Rosberg Xtreme Racing, del ex campeón de F1 Nico Rosberg. El resto son los estadounidenses Chip Ganassi y Andretti United, el chino indonesio Techeetah (campeón de la Formula E en las tres últimas temporadas con DS Automobiles) y tres británicos con mucho brillo. El X44 de Lewis Hamilton, el JBXE de Jenson Button, que además es uno de los pilotos, y el Veloce Racing, que cuenta con el apoyo del ex piloto de F1 y campeón de la Formula E el fracés Jean-Éric Vergne y el diseñador Adrian Newey.
En cuanto a los pilotos hay un poco de todo, campeones del mundo de rallyes, de F1, del DTM y con experiencia en el Dakar y la competición 4x4… sólo falta alguna estrella de cine. La peculiaridad de este campeonato es que los equipos tienen que ser mixtos y ambos actuar de piloto o copiloto. Carlos Sainz, padre, hace equipo con Laia Sanz en el Acciona y Sebastián Loeb con Cristina Gutiérrez en el X44 de Hamilton. Button busca aún pareja. El ABT Cupra cuenta con el sueco Mattias Ekström, dos veces campeón del DTM y Campeón del Mundo de Rallycross, y la alemana Claudia Hürtgen, 25 años de experiencia en competiciones off-road. Y el Hispano Suiza tiene al británico Oliver Bennet que ha competido en rallys off road en todo el mundo y la italo canaria Christine Giampaoli Zonca (GZ), piloto también de WRC y 4x4, incluso ha corrido la Baja 1.000 y quedó 7º en 2017.
La primera temporada Extreme E ya está en marcha. Los coches y todo el equipo han embarcado en el histórico St. Helena, un Royal Mail Ship (RMS), en el que se han invertido varios millones de libras para reconvertirlo y adaptarlo a su nueva función. Es el primer paddock flotante de la competición automovilística.
Los organizadores han querido reducir la huella de carbono de esta competición y aunque el St Helena aún no tiene propulsión eléctrica, trasporta todo el material evitando los aviones, con lo que se reducen en dos tercios las emisiones. El barco, de 7.000 toneladas, es un garaje flotante y la base operativa. A mediados de febrero zarpa del puerto de Southampton (GB) para llegar a Arabia a tiempo.
Alejandro Agag confiesa que esta locura es la consecuencia de intentar hacer “algo diferente”. Ha dejado el puesto de CEO de la Formula E para centrarse en este proyecto que según asegura “será mi trabajo a tiempo completo los próximos dos años”. Y se ha buscado unos buenos compañeros para la aventura.