En el Dakar saltan chispas. Nasser Al-Attiyah, el campeón de la edición del año pasado, huyó del campamento casi sin despedirse después de una larga y tensa reunión con su equipo. El piloto catarí ha pasado de verse como ganador a estar cabreado por las averías que le habían salpicado durante toda la carrera y por verse obligado a hacer de guardaespaldas de Loeb en su pugna con Carlos Sainz. Al final optó por irse a casa con premeditación, nocturnidad y alevosía.
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Habrá que ver cómo acaba la fiesta porque Al-Attiyah, tras dejar el euipo de Toyota, tiene un contrato de tres años firmado con Prodrive para correr a partir del 2025 con Dacia y ¡con Loeb de compañero!
KO histórico de Al-Attiyah
El abandono de Al-Attiyah es noticia porque no había ocurrido… ¡en las últimas 86 especiales del Dakar! Hay que remontarse a la etapa 4 de 2017 para encontrar su último abandono. Este KO llegó con muchas dudas y después de haber insinuado trato de favor hacia el francés y dejando la sensación que podía haber seguido. No hay duda que su presencia hubiese sido vital para Loeb, especialmente a la hora de gestionar los temidos pinchazos. Ha disputado solo una carrera con BRX y el pentacampeón del Dakar ya se añora de Toyota.
Llegó con la promesa de trato de estrella adornado con una trayectoria intachable en el Dakar, un héroe nacional en Qatar y también porque acaba de protagonizar el trasvase del año después de siete años en Toyota. Puso la sal y la pimienta al Dakar desde su inicio, con declaraciones poco amistosas hacia la escuadra Audi y sus pilotos, asegurando que “después de tres días ya no quedará ninguno en liza”.
Pique de Al-Attiyah con Sainz
El pique con Sainz o Peterhansel viene de lejos. A Nasser Al-Attiyah no le gusta que no se le reconozca por méritos deportivos y verse siempre en segundo plano de grandes nombres como el de Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel o Sebastién Loeb. Con el apoyo incondicional de Qatar y Red Bull, le había llegado a los 53 años la ocasión de dejarse ver.
La carrera se la han jugado a fondo Carlos Sainz y Sébastién Loeb, dos viejos conocidos que se dispensan un gran respeto. Fueron compañeros de equipo con Citroën en el Mundial de Rallies y también en el Dakar, cuando ambos lucieron los colores de Peugeot, equipo con el que el madrileño ganó en 2018. La rivalidad es enorme, pero deportiva y ambos saben de las fortalezas del rival.
No fue fácil. El estrés va en ascenso y acaba siendo el principal enemigo cuando uno llega a ser consciente que la mínima concesión puede ser un desastre. Falta poco, poco más de 300 kilómetros, pero la carrera aún está en el aire, pese a la ventaja lograda por Sainz sobre Loeb, y los pequeños detalles son los que marcan las diferencias.