Monoplazas más responsables y potentes, costes más controlados: la decoración de la Fórmula 1 cambiará en 2026 con un nuevo reglamento, la entrada de nuevos competidores y muchas incógnitas aún por desvelar. Las discusiones sobre el futuro de este deporte están siendo hoy tan apasionadas como los debates en la pista.
El objetivo de la FIA con este cambio es que la disciplina se acerque a sus objetivos sostenibles, pero todos tenemos claro que las últimas modificaciones profundas que se han producido en el reglamento han conllevado una modificación en su hegemonía. En la última década hemos vivido los ejemplos de Red Bull y Mercedes y hoy nos preguntamos, a dos años vista, si esta vez ocurrirá lo mismo.
Un motor más sostenible
La revolución prevista para la temporada 2026 apunta esencialmente al motor. O más bien la ‘unidad de potencia’, como se la denomina desde la aparición de los bloques híbridos. La FIA quiere un mayor control de los presupuestos y que los costes, en general, se reduzcan. El reto es encontrar una forma de homogeneidad entre los equipos y animar a fabricantes y constructores de motores a unirse a la categoría.
El Consejo Mundial, que aprobó el reglamento en verano del 2022, quiere que la F1 pase a ser más responsable. El combustible, que será cien por cien sostenible, utilizará biocarburantes fabricados a partir de biomasa. Aunque se mantendrá el motor V6 de 1.6 litros, la potencia eléctrica aumentará a 350 KW, es decir, 475 caballos. Y se acabó el MGU-H, una forma de recuperación de energía que ha disparado los costes.
Pero no es solo una cuestión de la unidad de potencia, sino que también va a afectar al chasis y al conjunto de los motores. Los departamentos de diseño de los equipos ya están pensando en la aplicación práctica del nuevo reglamento porque todos son conscientes de que la introducción de nuevas reglas conduce, habitualmente, a una transformación en la jerarquía de los equipos.
Menos peso, más ruido... más interés
Stefano Domenicali, máximo responsable de Liberty Media, deja la puerta abierta a más cambios. La normativa no está cerrada, aunque todos ellos trabajan en ella. “Queremos un motor competitivo, con muchos caballos y también con un gran sonido. El 99,9% de la gente quiere volver a oír un sonido de F1 en pista y eso es algo que hemos puesto sobre la mesa”, afirma el italiano, quien también ha destacado que “nos encontramos en una fase de transición, en la que los grandes fabricantes necesitan desarrollar tecnologías híbridas y eléctricas, ya que forman parte de su cartera de ventas. Sin embargo, si hacemos un buen trabajo con los combustibles sostenibles, en unos años podremos tener motores simplificados con un menor impacto en el peso”.
Los fabricantes se ven obligados ahora a apostar en exclusiva por automóviles eléctricos, especialmente para Europa, a partir de 2030, con lo que hay que desarrollar baterías más pequeñas, ligeras y de mayor densidad energética. Se debe ahorrar peso y espacio. La Fórmula 1 al respecto puede jugar un papel muy relevante.
Ferrari, Ford, Honda, Alpine (Renault), Mercedes y Audi son los fabricantes que ya han declarado su intención de competir en la F1 cuando entre en vigor el nuevo reglamento de motores. Con la entrada de Ford y Audi, que ya trabajan en el proyecto, se aumenta de cuatro proveedores de motores a seis y la FIA, por otro lado, está evaluando la opción que el equipo americano Andretti se convierta en la undécima escudería de la parrilla.