Carlos Sainz (Madrid, 1962) aterrizó en Madrid el sábado 20 por la tarde, sólo unas horas después de haberse convertido en el ganador de la 46 edición del Dakar. Ha sido el cuarto triunfo para él en la competición de motor más dura del mundo, todos con diferentes marcas, Volkswagen en 2010, Peugeot en 2018, Mini en 2020 y ahora en 2024, con Audi. Además, es el piloto más veterano (el que tiene más años) de la historia en ganar el Dakar, aunque ese galardón ya lo tenía en sus triunfos anteriores. Y el primero que lo hace con un coche hibrido. Sainz llegó a Madrid acompañado de su copiloto en 11 ediciones del Dakar, Lucas Cruz (Barcelona, 1974), cada uno con su escultura del tuareg.


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Volaron en avión privado desde Arabia, con Carlos Sainz junior que hizo un alto en su trabajo con Ferrari para acompañar a su padre en su triunfo. Tras una breve parada en el aeropuerto, Sainz y Cruz se reunieron en el concesionario Audi Center Madrid Norte con el equipo de Audi España, encabezado por José Miguel Aparicio, director de la marca, que siempre les ha apoyado, y un numeroso grupo de medios de comunicación, entre los que estaba Coche Global. Quizás se echó de menos a algún directivo de la central de Audi en Ingolstadt (Alemania), pero en fin de semana siempre es más difícil viajar.

En cualquier caso, para cubrir esa ausencia José Miguel Aparicio resaltó en varias ocasiones la admiración y el reconocimiento de los ingenieros y mecánicos de la central ante el trabajo realizado por Sainz y Cruz para poner a punto el coche y durante la carrera. Este es el primer Dakar de Audi y será el último, al menos por ahora, porque como había anunciado, la marca deja esta competición para centrarse en la Formula 1.

Ahora toca descansar

Sainz, que se mostraba feliz y contenidamente eufórico, estuvo simpático y próximo durante el encuentro, aunque no dio muchas pistas sobre su futuro. Insistió en que ahora “quiero disfrutar este triunfo” y aseguró que no va a seguir peleando el mundial de raids del que ahora es líder, va a descansar… Por ahora

 “Este ha sido el Dakar más duro”, reconoció y mostró incluso su sorpresa por el buen resultado en algunas etapas en las que llegaron a pinchar tres veces, pero era igual de duro para todos sus competidores. “Los pinchazos han sido la tónica de esta carrera”, añadió y reconoció que la rotura de la suspensión de Sebastián Loeb en la última etapa fue una gran ayuda.

“Es un resultado excelente después de un año realmente complicado. Volvíamos de una lesión, había que recuperarse, analizar lo que sucedió el año anterior… Aunque los test fueron bien, los resultados en la Baja Aragón y en el Rally de Marruecos no eran tranquilizadores. Pero la historia ha tenido un final feliz”. Sainz resaltó la importancia este año de la navegación y el gran trabajo de Cruz como copiloto: “Sin él a mi lado esta victoria no habría sido posible, hemos hecho nuestro mejor Dakar”. 

Éxito para Audi

También habló de su edad, claro, porque como a las folclóricas le preguntan mucho por el número. “Tengo los años que tengo, no voy a falsear el DNI y este año, tras la lesión del pasado he tenido que trabajar mucho para estar en forma”, pero recordó que “lo importante no son los años, sino lo que dice el cronómetro cuando acaba una especial”.

Aparicio recordó los grandes triunfos de Audi, en los Rallyes en los 80, en la 24 horas de Le Mans, en la Fórmula E o el DTM y ahora, en el Dakar gracias al equipo español. “Tras un primer año en el que Audi puso el listón muy alto con cuatro victorias de etapa, muchos dejaron de creer después de la segunda edición, donde tuvimos muy mala suerte. Pero entonces pudimos ver de qué pasta están hechos los héroes, que, junto a la fe de todo el equipo y al apoyo de la afición nos han llevado a lograr esta victoria”. Añadió: “hemos logrado lo que parecía imposible, conquistar el Dakar y ser los primeros en hacerlo con un prototipo electrificado”.