El Barómetro Auto Mobility Trends se consolida año a año como una referencia para entender la evolución de este pilar económico estratégico que es la movilidad. A juzgar por los resultados de esta nueva edición 2024, si tuviera que describir nuestro sector con un adjetivo sería, sin duda, el de resiliente.
Artículo publicado en la revista del Barómetro Auto Mobility Trends antes de que Raúl Palacios renunciara a la presidencia de Ganvam
En un contexto tan disruptivo como el actual, en el que -como ya anticipó GANVAM en su informe “el impacto MADE”- los negocios del sector no solo nos estamos teniendo que adaptar a la digitalización, al pago por uso o la electrificación, sino también a la llegada de nuevos actores asiáticos, es grato comprobar cómo, en términos generales, las empresas seguimos tirando del carro y registrando una evolución positiva de las plantillas.
Esto no deja de ser un indicativo de nuestra capacidad para dar respuesta a la realidad cambiante del mercado y a las preferencias de los ciudadanos que, al fin y al cabo, lo que necesitan son soluciones de movilidad asequibles y accesibles. Ahora bien, la Administración debe acompañar y posicionar nuestro país como un verdadero hub de movilidad, reforzando la competitividad del sector automoción, impulsando la demanda interna y convirtiendo España en un foco atractivo de inversión.
Visión conjunta de la transformación
Así, sin perder de vista que el vehículo conectado es el verdadero revulsivo de esta industria llamada movilidad, el sector público debe ser consciente de que el sector, de manera global necesita un apoyo real para que toda la cadena de valor se adapte a esta transformación. Para abordar con éxito esta transformación digital hay que acompañar a todas las empresas del sector y, en especial, a las pymes y autónomos, en su reorientación hacia plataformas de servicios de movilidad conectada.
Tampoco podemos dejar de lado que para cumplir con los ambiciosos objetivos de electrificación hay que poner en marcha estrategias eficaces que permitan reducir la edad del parque móvil, revisando la gestión de los actuales incentivos para convertirlos en ayudas directas y apoyando al vehículo de ocasión como palanca para democratizar la movilidad cero emisiones. Teniendo en cuenta que la movilidad es un derecho indiscutible para todos los ciudadanos, ninguna capa de la sociedad puede quedar fuera de estas soluciones por motivos económicos.
Soy consciente de que, para afrontar la transformación actual, hay que tener visión conjunta, ya no solo para que el modelo al que vamos tenga más valor que el que dejamos atrás, sino también para evitar grietas por las que se puedan colar actores externos que, sin aportar valor en nuestro mercado, se queden con los beneficios de este nuevo modelo. Como país, no nos lo podemos permitir.