La industria del automóvil está viviendo una auténtica disrupción. Los fabricantes de automóviles solo podremos producir vehículos cero emisiones a partir de 2035. Es decir, en 10 años, poco más que el ciclo de vida de un coche, tenemos que cambiar nuestro modelo de negocio por completo.


Artículo publicado en la revista del Barómetro Auto Mobility Trends 


Esta disrupción abre las puertas a una nueva era en la que Europa debe enfrentarse con nuevos competidores para seguir siendo un referente en la industria automovilística, como lo ha sido en el último siglo. Sobre esta base, ahora toca mirar al futuro y acelerar.

Gracias al impulso de su industria del automóvil, Estados Unidos y China parten con ventaja en esta carrera, mientras que Europa está aún más centrada en regular y en multar. Como he dicho en muchas ocasiones, prohibir no es la solución, sino que debemos incentivar y facilitar con medidas a nivel europeo que mejoren la competitividad del automóvil.

Un elemento clave puede ser disponer de energías renovables en las que España tiene un gran potencial, a un precio competitivo y que atraiga nuevos proyectos a la cadena de valor. Como segundo país productor de coches en Europa y el octavo a nivel global, España cuenta con una sólida base industrial que nos permite arrancar esta disrupción con cierto optimismo, pero solo en el corto plazo.

La quinta edición del estudio Auto Mobility Trends refleja este estado de ánimo y confirma la gran apuesta de la industria española por el vehículo eléctrico, que concentra un 74% de las nuevas inversiones. A esto se une un incremento del 47% de las inversiones, especialmente centradas en actividades relacionadas con la innovación. Además, el sector mantiene previsiones optimistas para este año, y más de la mitad de las empresas espera una mejora del negocio.

Sin embargo, el mercado no está progresando a la velocidad que tendría que hacerlo. Solo un 4,6% de los vehículos matriculados en el primer semestre de 2024 en España fueron 100% eléctricos, y menos de un 5%, híbridos enchufables. En ambos casos, un porcentaje inferior al del año pasado en el mismo periodo del tiempo. El objetivo de que España esté por encima del 25% de cuota de vehículos electrificados está más lejos ahora que hace un año.

Ilusión y confianza

España tiene que apostar por la movilidad eléctrica, mejorar la infraestructura de recarga y facilitar la compra de coches eléctricos con un verdadero plan de incentivos fiscales. En definitiva, que el país sea capaz de generar un proyecto colectivo que transmita ilusión y confianza en la movilidad sostenible y electrificada.

Y en eso se basa Future: Fast Forward, el proyecto que estamos liderando desde SEAT S.A. y el Grupo Volkswagen que tiene como objetivo transformar la cadena de valor de la industria del automóvil en España, algo vital en la transición hacia la electrificación. Junto a nuestros socios, estamos invirtiendo más de 10.000 millones de euros para poner España sobre ruedas eléctricas, una inversión histórica que transformará la industria española del automóvil, impulsando la economía y garantizando miles de nuevos puestos de trabajo.

Como no me he cansado de repetir, el futuro de la industria del automóvil en nuestro país está en juego, y nada importante se consigue sin alianzas estratégicas. Por ello, es tan importante la colaboración público-privada. Como país hemos avanzado mucho, pero debemos afrontar nuevos retos en el futuro. Porque España puede y debe ser un gran referente en la movilidad del futuro.