El Àrea Metropolitana de Barcelona ha planteado el veto a los coches diésel con etiqueta amarilla a partir de 2025 por sus emisiones de óxido de nitrógeno (NOx). El anuncio lo ha hecho Carles Conill, director de servicios de movilidad sostenible de la AMB en una jornada sobre el futuro del diésel organizada por los concesionarios catalanes (Fecavem) y la Sociedad de Técnicos de Automoción (STA).
La propuesta "técnica" de la AMB tiene que ser todavía ratificada por los representantes de los ayuntamientos del área de Barcelona. Conill ha justificado el veto a los coches diésel con etiqueta ambiental amarilla (B) porque concentran una buena parte de las emisiones de NOx al tener valores mucho más altos que la actual generación de turismos de gasóleo. "La etiqueta amarilla no es tan limpia como tendría que ser por el efecto del diésel Euro V. Por eso planteamos una decisión técnica si a partir de 2024 o 25 se tendría que revisar", ha indicado el responsable de movilidad sostenible de AMB en el debate que ha tenido lugar en Barcelona.
El nuevo veto a los diésel afectaría a muchos más usuarios
Hasta ahora, todos los coches que tienen las etiquetas ambientales podían entrar en la zona central de Barcelona en días de episodios de contaminación alta y con la restricción permanente a partir de 2020. Sin embargo, los técnicos de AMB han planteado la conveniencia de revisar ese criterio e impedir la circulación de coches diésel con la homologación Euro V.
Este endurecimiento de las restricciones de tráfico afectaría a un número mucho más elevado de vehículos ya que incluye los turismos de gasóleo matriculados desde 2006 hasta la aparición del estándar Euro VI actual en septiembre de 2014.
El veto a la circulación en Barcelona afectaría a un máximo del 73%
Con los criterios actuales de restricción del tráfico para reducir la contaminación, alrededor del 20% del parque automovilístico del área de Barcelona estaría afectado. Sin embargo, si el veto afectara también a los turismos diésel Euro V habría que sumarle una buena parte del 53% del parque con etiqueta amarilla, según un reciente estudio del RACC, AMB y el Ayuntamiento de Barcelona. Es decir, que la cifra de parque automovilístico que no podría circular por Barcelona sería de un máximo del 73% con los datos actuales, aunque habría que descontar la parte minoritaria de coches de gasolina con etiqueta amarilla que sí podrían circular.
Con el sistema actual, el veto circulatorio en días de contaminación y de forma permanente a partir de 2020 afecta a unas 150.000 personas y 130.000 coches, según el RACC. Esos turismos tienen una antigüedad superior a 2006 en diésel y 2000 en gasolina y, por tanto, carecen de etiqueta ambiental. Las cifras de afectados por el protocolo contra la contaminación, que corresponden al 22% del parque en circulación, se dispararían si también se veta a los diésel Euro V en Barcelona. Como contraste, los vendedores de vehículos y los técnicos de automoción han defendido las virtudes del diésel, especialmente de los motores con la homologación actual, al destacar que contamina menos que los de gasolina en CO2.