Lo que empezó como la renovación del Nissan Almera acabó como el arriesgado lanzamiento del Qashqai y la fundación de un nuevo segmento de mercado de los SUV. A mediados de la década pasada, el anuncio de la muerte del Almera y su sustitución por "un nuevo concepto" causó un terremoto en pleno Salón del Automóvil de Tokio. Pero, ¿cómo nació el Nissan Qashqai? Ahora, el Qashqai reivindica su papel de creador del segmento de los SUV 10 años después de un debut comercial rodeado de incertidumbre hace 10 años y alardea de mantener el liderazgo en un mercado abarrotado de competidores que, en algunos casos, no tienen pudor en copiar al decano. Pero el camino hasta constatar el éxito de la apuesta fue largo y complicado.
Rectificación del Almera al Qashqai
Si habitualmente se pueden tardar de tres a cuatro años en concebir un modelo e iniciar su producción en serie, el parto del Qashqai se prolongó algo más. El proceso de creación, desarrollo e inicio de la industrialización tardó cinco años en el caso del Nissan Qashqai, según explica la propia marca con motivo del décimo aniversario de su lanzamiento. "El equipo creativo decidió volver a la pizarra de diseño y creó un coche que reflejara verdaderamente lo que los compradores estaban buscando", relata la marca. Esa idea fue la que se plasmó en el primer anunció del nuevo 'crossover'.
Cuando Nissan estaba gestando ese "nuevo concepto", como se ve en la foto superior de un concept previa, pesó más la noticia de que el Almera y su versión monovolumen Tino que se fabricaba en Barcelona se acercaban al final de su vida. Los periodistas que seguíamos a la marca en el Salón de Tokio asistimos atónitos al entierro en vida del Almera, aunque, visto con perspectiva, Nissan salió ganando al saber conectar con el público y haber vendido 2,3 millones de unidades del Qashqai en Europa y 3,3 en todo el mundo en los 10 años que se cumplen en febrero.
Más de 20 competidores
El embite era muy arriesgado, tal como demuestra la larga lista de coches rompedores y que intentaron crear un nuevo segmento de mercado pero que acabaron como un vago recuerdo o denostados por sus víctimas. El mismo grupo, y la fábrica de Valladolid, sufrieron en sus carnes el fracaso del nuevo concepto de monovolumen pequeño Modus, que casi acabó con la planta española. Esta vez, los ejecutivos de Carlos Ghosn acertaron y gozaron durante un tiempo de la ventaja de haber inaugurado el territorio de los todocamino. La fábrica británica de Nissan en Sunderland cosechó los frutos del éxito con récords de producción.
Pero como no hay compasión ni respeto los veteranos, el resto de marcas pusieron a sus diseñadores a emular o copiar el Qashqai con rapidez. El resultado es que el modelo de Nissan compite con una veintena de modelos de otras marcas para conseguir un pellizco en un pastel de 2,6 millones de vehículos que sigue creciendo con gran fuerza. Los creadores del Qashqai fueron, más que diseñadores, unos verdaderos psicólogos de las nuevas necesidades de los compradores de coches para cambiar el racional y soso Almera por un emocional y deportivo SUV. Así nació el Qashqai.
