Al abrir la página web de Tesla Motors, aparece un titular impactante: "El coche más seguro de América". Es cierto. El test llevado a cabo por la organización de seguridad del Gobierno de Estados Unidos (NHTSA) avala esa afirmación al haber conseguido el modelo deportivo eléctrico Tesla S un récord de puntuación con cinco estrellas en todas las categorías de impactos y daños analizadas. Por eso fue más impactante ver ese modelo superseguro envuelto en llamas en una carretera poco después de conseguir la máxima certificación de NHTSA.
Las imágenes grabadas por un automovilista que pasaba por el lugar del accidente en Seattle y colgadas poco después en Youtube y en las redes sociales causaron un gran impacto por el hecho de ser un modelo 100% eléctrico. Para la compañía norteamericana supuso un final abrupto a la senda de revalorización de las acciones al sufrir un descenso del 11% desde el pasado día 1 de octubre. Es solo un contratiempo para una empresa que ha tenido una de las ascensiones más fulgurantes de los últimos años, con un 647% de incremento de la cotización de las acciones desde su salida a bolsa en febrero de 2010.
El presidente, consejero delegado, responsable de producto y fundador de Tesla Motors, Elon Musk, salió al paso tres días después del accidente para explicar que se produjo en unas circunstancias extremas, por el impacto en los bajos del coche de una pieza metálica de gran tamaño que se desprendió de un camión, y que el incendio demostró el buen funcionamiento de los sistemas de seguridad del vehículo al afectar solo a uno de los 16 módulos de las baterías y dejar a salvo al conductor.
"Para los consumidores preocupados por el riesgo de incendio, no debe haber absolutamente ninguna duda de que es más seguro alimentar un coche con una batería que un gran tanque de líquido altamente inflamable", explicó Musk en el blog de Tesla. En el mismo post, la marca aprovecha el accidente para sacar pecho de su atención al cliente al mostrar el correo enviado al cliente afectado y su respuesta ratificando su confianza en Tesla, de la que se confiesa accionista.
Las llamas del Tesla S han despertado los prejuicios existentes hacia los vehículos eléctricos por el miedo a que los incendios en las baterías de teléfonos u ordenadores sucedan también en los nuevos coches. Será difícil eliminar esa incertidumbre que flota en el ambiente, mas si se tiene en cuenta que las pruebas de seguridad oficiales no miden el riesgo de incendio o de cortocircuitos, que también pasan y con mucha virulencia en los turismos con motor de combustión.
El accidente se ha producido en plena campaña de preparativos de Tesla para empezar la producción de sus modelos en una nueva planta en Holanda. Antes de iniciar la venta prevista para los próximos meses, los coches eléctricos tendrán que pasar los test de seguridad de Euro Ncap, que miden únicamente la resistencia y la respuesta a los impactos.